PARAMÉDICOS: PRIMERA LÍNEA DE ATENCIÓN ANTE SARS- COV-2
Paramédicos: primera línea de atención ante SARS- CoV-2
ACADEMIUM
Iván A. Moya
Tecnólogo en Emergencias Médicas
ISTCRE
El mundo se ve un poco diferente hoy. Las personas visten cubrebocas sin importar a donde vayan y el alcohol se agota en las perchas de los supermercados. Entre las 14:00 y las 05:00 la sirena de la ambulancia es lo único que se escucha en las calles y una oleada de incertidumbre recorre la ciudad.
El SARS- CoV-2, un virus emergente del cual sabemos poco o nada, ha transformado nuestras vidas de la noche a la mañana. No es de extrañarse entonces, que el aluvión de mensajes como: tenemos que aplanar la curva, no hay suficientes ventiladores, puedes ser un portador asintomático, entre otros, está contribuyendo a un nivel colectivo de estrés.
Los socorristas y proveedores de atención prehospitalaria enfrentamos hoy una carga adicional de preocupación además de un rol ya exigente física y mentalmente.
Semanas atrás, se había pedido a los ciudadanos de todo el país y el mundo que se aíslen en un esfuerzo concertado para detener la propagación de una enfermedad potencialmente mortal causada por un virus. A cambio, el mundo ha elegido llamarnos héroes a los médicos, enfermeras, paramédicos y otros personeros de la salud que laboramos en primera línea en contra del patógeno. No somos héroes, pero estamos juntos en esto.
Los servicios de emergencias en todo el país estamos trabajando, adaptando protocolos y procedimientos de acuerdo con las pautas de organismos y entidades internacionales. Es un momento para el que pocos o nadie había entrenado, pero estamos respondiendo a la llamada, trabajando extensas jornadas, siguiendo estrictos controles sobre el uso de los equipos de protección personal, la documentación de pacientes y la descontaminación constante y rigurosa de unidades de atención y equipos médicos.
A pesar de la capacitación y preparación, siempre hay altos niveles de estrés e incertidumbre en incidentes importantes como esta pandemia. Hemos entrenado para esto, para tratar enfermedades infecciosas, para enfrentar incidentes con víctimas en masa, pero, por lo general, no los tienes al mismo tiempo.
Hoy debemos reconocer y aceptar que estamos enfrentando mayores niveles de estrés y buscamos refugiarnos a la distancia en los nuestros. Desearíamos pasar tiempo ilimitado con nuestra familia, cenar en la mesa con ellos y poder compartir tiempo de calidad, pero no tenemos esa opción. Lo tomamos como podemos.
En medio de la pandemia, utilizamos el personal y los recursos de los servicios de emergencias médicas de manera adecuada. La gestión del riesgo biológico que enfrenta el personal prehospitalario comienza con la información del incidente obtenida por el personal de despacho, lo que lleva a consideraciones especiales de la seguridad de la escena antes de nuestra llegada. Una vez en la escena, las amenazas de contaminación pueden mitigarse mediante el manejo adecuado del llamado triage de puerta, es decir, estableciendo un lugar seguro para evaluar al paciente ambulatorio afuera de su domicilio, al aire libre siempre que sea posible. Limitamos la cantidad de personas que contactan con el enfermo, limitamos también el tiempo que pasamos con él y la cantidad de equipo médico en el punto de atención.
Las políticas con respecto al contenido de la maleta de respuesta han debido modificarse durante esta pandemia. No hay razón para llevar un equipo de trauma completo, un monitor cardíaco o un electrocardiógrafo de 12 derivaciones a un área potencialmente contaminada para la atención de un paciente estable y consciente.
Las pautas previas al contacto con el paciente incluyen el lavado de las manos, el uso de una máscara N-95 o superior, protección para los ojos, una barrera facial, bata resistente a los líquidos y, por supuesto, guantes. Los proveedores debemos permanecer con el equipo de protección completo mientras brindamos atención dentro del cubículo de la ambulancia proporcionando además una ventilación adecuada del espacio interior del vehículo. Posterior al contacto con el paciente debemos realizar una correcta eliminación del equipo de protección, llevar a cabo un lavado agresivo de las manos y la descontaminación del equipo, incluyendo el compartimento en el que se transportó al paciente dentro del vehículo de emergencia.
En el equipo inicial traído a la escena por el respondedor hoy por hoy no pueden faltar dispositivos medidores de oxígeno y temperatura.
Un proveedor puede usar un dispositivo para la medición de oxígeno en un paciente que camina y habla y evaluarlo rápidamente sin tener que hacer ningún contacto físico. Este dispositivo puede deslizarse sobre el dedo y, al igual que el termómetro, solo requiere un simple procedimiento de descontaminación.
Es importante limitar la cantidad de tiempo que pasamos cerca de un paciente pues menos tiempo de exposición significa menos riesgo para nosotros y para los nuestros.
Decidir quién merece ser llevado al hospital y quién tiene una buena calidad de vida para que pueda quedarse en casa ha sido en estos días un acto difícil. Sin embargo, nuestro objetivo es brindar la más alta calidad de atención y eso no ha cambiado.
Las enfermedades cardiacas y cerebrovasculares, los partos y otras emergencias cotidianas siguen ocurriendo en medio de la emergencia sanitaria. Muchas veces la comunidad se cohíbe de llamar al número de emergencia por el miedo a que el personal que responda a su llamado lleve a su hogar el tan temido virus o piden no ser trasladados a un hospital por miedo al contacto con pacientes respiratorios.
Somos parte de los primeros respondedores en esta lucha contra el COVID-19, no somos los únicos. Estamos orgullosos del trabajo que realizamos día a día y de ser una parte integral en toda esta rueda de atención médica. Nos importa mucho lo que hacemos, y eso es, salvar vidas. Nuestro compromiso se mantiene para demostrarle a la ciudad que nuestros servicios son muy necesarios. Y aunque unos aplaudan el esfuerzo y otros lo critiquen, nuestros profesionales y nuestras unidades estarán ahí, al servicio de la comunidad, adaptando nuestro accionar, nuestros protocolos y equipos para hacer la mayor cantidad de bien para la mayor cantidad de personas.