Vigilancia se incrementa en época de coronavirus
ACADEMIUM ISTCRE – OPINIÓN
Autor: MSc. Diego Merizalde.
Las sociedades disciplinadas han superado la covid-19. Las conflictivas, como la ecuatoriana, aún no tienen solución.
La pandemia del coronavirus ha creado una ficción social, en la que los individuos deben ser vigilados, seguidos y hasta castigados (Foucault, 1975) sin haber cometido ningún delito.
Esto se logra gracias a la eficacia de la aplicación de medidas restrictivas, así como de seguridad cooperativa y colaborativa (Cohen, 2001) entre los sujetos que habitan en una comunidad.
En el caso ecuatoriano, subsiste una lógica: la ejecución de los mandatos legales (en tiempos del coronavirus) a través de sus fuerzas de seguridad, las cuales hacen cumplir con las disposiciones, aunque sea a palo.
Sin embargo, aún falta un punto: la tecnología (Han, 2014) que permita aplicar una vigilancia extrema, individuo por individuo, tal como sucede en sociedades disciplinarias como las orientales, que han aplicado, a más de medidas biopolíticas, aspectos de vigilancia digital (Han, 2020).
En el país, por el contrario, la vigilancia es colaborativa y hasta cooperativa, en la perspectiva que explicada por Richard Cohen (2001). Las instituciones trabajan interagencialmente para contener el virus, pero también lo hacen a través de redes sociales, en cuyo espacio se encuentran individuos que espectacularizan y denuncian a sus vecinos y otros a personas a las que no conocen, pero a las que les gustaría que les den una lección.
Por eso se aplaude la paloterapia aplicada por ciertos miembros de las fuerzas de seguridad (no todos, ciertamente, hay que aclararlo) o los golpes y persecuciones a pobladores que no obedecen el toque de queda.
Por otra parte, la desobediencia, se debe a que la ciudadanía no ha aprendido, históricamente hablando, a comportarse de forma rigurosa y en apego a las leyes o a las autoridades.
Al respecto, vale la pena recordar la caída de presidentes en manos del denominado pueblo. Eso demuestra el irrespeto tanto a la ley como a la autoridad legítimamente elegida (Merizalde, 2018).
Luego, quienes manejan la pandemia desde el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) denuncian la falta de disciplina social para enfrentar al virus.
En definitiva, no se comprende a la sociedad, no se la lee correctamente, pero se aplica una fórmula: aplicación de los mandatos legales por medio de la fuerza y la coerción.
Los resultados de esta guerra con un enemigo ubicuo (Dávalos, 2008) se verán a largo plazo. Los culpables o los defensores aparecerán poco a poco y la sociedad los señalará también de forma colaborativa y cooperativa.
Bibliografía
- Cohen, Richard. “Cooperative Security: From individual Security to International Stability”, en Cooperative Security: New horizons for International Order, The George C. Marshall European Center for Security Studies, The Marshall Papers N° 3, Germany, 2001, p. 4.
- Dávalos, Pablo. La heurística del Miedo. 2008. Quito – Ecuador.
- Foucault, Michel. Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión.- 1a, ed.-Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2002. 314 p. (Nueva criminología y derecho). Traducción de: Aurelio Garzón del Camino.
- Han, Byun-Chul (2014) Psicopolítica: Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder Barcelona: Herder, 128 p.
- Han, Byun-Chul (abril 2020). El coronavirus bajo el liberalismo: vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse. El Clarín.
- Merizalde Guerra Diego, ponencia Sociedades desordenadas y juego político en Ecuador. Julio de 2018. Quito – Ecuador.